diciembre 23, 2024

Una sobremesa exquisita con Óscar Casas

LA CORTE ///

Todos le conocemos por su trabajo, su carisma y su apellido, pero en esta ocasión lo vemos experimentar con sus emociones de forma brillante en el último capítulo de la Sobremesa Exquisita. Pasa de la pena a la risa, de la nostalgia a la euforia y del miedo a la reflexión.  

En este episodio, Óscar Casas explora su libertad creativa, indaga en lugares de su mente en los que nunca habíamos estado y se muestra relajado, expresivo y totalmente desinhibido 

Es verdad que los villancicos me ponen feliz, pero me entra también como una tristeza. Un dolor. “Creo que enterarme tan pronto de que Santa Claus no existía, tener solamente 7 años y que mi madre creyera que era una buena decisión contarme a esa edad que Papá Noel no existe, al final me ha destrozado totalmente la vida”. “Yo creo que es eso, el villancico me lleva ahí, a cuando sí creía que existía”. Mejor que el mensaje del Rey. Sentimientos que vienen a la mente de Oscar Casas cuando piensa en la Navidad y que le persiguen durante toda su historia en la última sobremesa de La Corte.   

Óscar nos deja en esta Sobremesa Exquisita un relato de terror y viejos conocidos, que acaba salvándose gracias a la navidad. Un discurso en el que nos habla de su número favorito, un acontecimiento de su infancia que lo marcó para siempre y reflexiona sobre su percepción de la realidad, mientras juega con un palillo, acaricia su abrigo de pelo y come un sándwich de merengue. Tan desconcertante como sublime. 

Todo empieza Con la Señora de La Hora 

La historia empieza un 3 de marzo en Barcelona. Ese día conoce a La Señora de la Hora. Una desconocida, que le llama, le pide la hora y permanece a su lado durante toda la historia.  

Siempre está con él, oyendo ese sonido tan fuerte que nunca habían escuchado antes, viendo la luz, sintiendo los gritos y contemplando como La Sagrada Familia explota, pero nunca llegamos a saber cómo se llamaba ni tampoco qué hora era. 

La sensación que transmite Óscar en este relato es de terror y solo recuperamos la calma cuando pensamos en la Navidad.  

¿Qué significa para ti la Navidad a nivel familiar, espiritual y personal? 

La Navidad es como celebrar el final del año, hacer un cierre de los buenos y los malos momentos, juntar a la familia, comer rico… Terminar bien el año. Para mí es la mejor celebración del año, porque hay algo de unión, algo de compartir con la familia, aunque yo en general paso todo año con la familia. En estas fechas, estamos todos, coincidimos los 9, y es una forma de agradecer, poner punto final y esperar un nuevo año. 

¿Qué instantes en torno a la comida y banquetes en esta época del año te emocionan y alientan tu alma? 

Yo creo que están relacionados con los momentos más típicos, como el día de Nochebuena, por el tipo de comida. Siempre cocina mi madre y siempre hace un jamón que elabora durante 14 horas. Le sale buenísimo. Además, siempre hay muchos aperitivos y mariscos. Yo como soy muy comilón, lo que más disfruto es la comida.  

El Día de Nochevieja también, por las uvas. Cenamos con un picoteo rico y terminamos tarde, porque tras las uvas empieza la fiesta. Son dos fechas que me conectan con los míos.  

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Todo gira en torno a La Navidad 

La importancia de la Navidad en este relato es indiscutible. 

Tras el caos y el terror, Óscar, acompañado de nuevo por La Señora de la Hora, busca refugio en un edificio de cemento que encuentra a su paso. Allí hay más gente en su misma situación. Deciden crear un grupo y sentarse en círculo.  

En ese momento, aunque Óscar no lo diga, solo puede pensar en olvidarse del miedo y de alguna manera obliga a todos a cantar su villancico favorito. Hay algunos que no quieren, pero todos terminan cantando porque ¿a quién no le gustan los villancicos?  

Al final, todos son obligados a cantar campana sobre campana tan solo por unos minutos, porque pronto el villancico es interrumpido por los ruidos aterradores de fuera.  

Hay que volver a correr. Por supuesto, La Señora de la Hora sigue a su lado, y Óscar solo puede pensar en esos peces en el rio que beben y beben por ver a Dios nacer.  

Óscar pausa el relato, necesita reflexionar sobre porqué la Navidad le pone feliz y recurre a ella para salvarse del miedo. Su pensamiento se va a cuando tenía 7 años y su madre le contó que Santa Claus no existe. Lo recuerda con los ojos llorosos, como un hecho traumático, que le destrozó totalmente la vida. Entonces se da cuenta, es eso, los villancicos le llevan justo a ese momento en el que todavía creía en La Navidad con la inocencia de un niño. Al fin y al cabo, la Navidad para él sigue siendo bonita. 

 Tras escuchar tu relato y comprobar la ambigüedad que representa la Navidad en él, nos surgen dudas sobre tu relación con esta celebración. ¿Cuál es tu primer recuerdo navideño? 

En mi primer recuerdo navideño aparece el Caga Tió. Una tradición navideña en Barcelona que consiste en un tronco al que pintas y le das golpes con un palo y caga regalos.  Yo recuerdo estar dándole golpes y que no cagara nada. Me generó tal trauma que luego mi madre siempre tenía cosas debajo para que no me volviera a pasar. Esa es una de mis primeras imágenes de la Navidad, pensando que a mí nunca me iba a traer nada el Caga Tió.  

Cuando todo pasa, solo queda frenar tranquilamente. Ya no hay escalofrío. Ya no hay sudores por la espalda. Es solo perfecto.  

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Todo al final depende de tu dimensión 

Mientras pensaba en su trauma, Oscar y La Señora de la Hora seguían corriendo.  Acaban escondiéndose en un cuarto muy pequeño. De repente, alguien desde fuera empieza a tocar muy fuerte la puerta. La Señora de la Hora le dice que no abra, pero Óscar no hace caso. Abre y se encuentra a Saúl, un amigo suyo del colegio que en realidad le caía bastante mal. Es Saúl quién le cuenta que todo ha acabado ahí fuera y que ya están a salvo.  

El miedo se escapa tras una risa algo nerviosa y Óscar se da cuenta de cuánto odio ha sentido por ese chico durante toda su vida. La verdad es que le dio un hostión en la cara delante de sus padres, pero ahora mismo lo quiere mucho.  

Piensa que Saúl y él no son tan distintos y esto le hace reflexionar sobre la realidad, la percepción y el destino. Para Óscar, todo ha ocurrido ya. Él y Saúl son los protagonistas de dos dimensiones distintas. En una está Óscar con La Mujer de la Hora y en otra Óscar elige ser Saúl y meterse un hostión. Cada dimensión tiene un final pero como todo ha ocurrido ya, el destino está marcado.  

Para una buena reconciliación, ¿Qué comida le prepararías a un amigo de la infancia que no te caía bien, pero te daría alegría ver? 

A Saúl le prepararía unas albóndigas con tomate casero y patatas fritas. Uno porque lo compartiríamos, a mí también me gustan. Le guste a Saúl o no, yo me lo comeré y me gustará. Y dos, porque tampoco es que sepa hacer muchos más platos, es de los que mejor me sale, entonces tampoco es que tenga muchas más opciones. Es o eso o un Glovo.  

En La Corte con Óscar Casas, siempre aparece su número favorito 

Todo el discurso nos lleva a su número favorito. Para Óscar siempre es la misma hora, las 3:03:03. Es 3 de marzo: 3 del 3. Y cuando atisba a ver a una de las personas que estaban sembrando el caos en la Sagrada Familia, la conocía, pero no solo eso, sino que era la maquilladora, la tercera persona que mejor le caía del rodaje en el que estaba en ese momento. 

Así que, cuando piensa en dimensiones no puede obviar que hay una tercera, que empieza dando 3 palmadas, porque el número 3 le guía y lo ha hecho durante toda esta historia.  

 La Corte, es un espacio de libertad y creatividad y el discurso de Óscar solo es un ejemplo de ello. La señora de la hora, su amigo Saúl, la maquilladora de su último rodaje y Santa Claus son los personajes de una historia que invita a la reflexión y la nostalgia. Un momentazo fruto de una sobremesa exquisita como la nuestra.  

¿Qué es lo que te sugiere a ti el concepto de La Corte? ¿Qué significado le fas tu a esa palabra que tiene múltiples interpretaciones? 

La Corte me recuerda a esa gente que acude a las fiestas junto al Rey. Son gente importante pero realmente no hacen nada. Solo comen tico, visten lujoso y son muy elocuentes. Son personas que no tienen ningún tipo de función pero se creen los putos amos.  

La gente que estamos invitados a La Corte somos un poco eso, gente que no aporta nada importante a la sociedad pero es capaz de contar historias y que todos crean que son importantes porque forman parte de esta sobremesa.  

Lo curioso es que arrancar la página hace que se acuerde más. Ha conseguido el efecto contrario, y eso le hace gracia. De nuevo en la distancia cambia la sensación inicial. Ya no es vergüenza, es gracia.  

En La Corte, las sensaciones adquieren otra dimensión, impregnándolo todo y siendo imposible desprenderse de ellas. El relato de Andrea parte de la propia contradicción del miedo y de la libertad que te hace sentir ser capaz de superarlo. Algo que en cierta manera hemos vivido todos, y podemos sentirnos identificados. Ese es el efecto de una sobremesa exquisita, ese momento de conexión con los pensamientos propios y también ajenos.  

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