agosto 8, 2024

Los platos: de la mesa a la pared. Typical Spanish

ANTONIO ALFARO///

@antoni0alfaro

Vivimos en un país, cuanto menos, variopinto. Entre las tantas costumbres con las que convivimos hay unas cuantas que siempre me he cuestionado desde bien pequeño. Una de ellas, es el afán por colgar platos decorativos en cualquier pared.

Los hay feos, los hay tradicionales, los hay de recuerdos de ciudades y los hay de colores básicos. Y estamos de acuerdo: algunos van bien, otros van fatal. El toque divertido al espacio está ahí, pero, ¿de dónde creéis que viene todo esto?.

Los platos: de la mesa a la pared. Typical Spanish - La Corte
Plato de Amen Madrid Concept Store

No voy a engañar a nadie y, por más que he buscado en internet, no he conseguido encontrar el origen del por qué, de a quién se le ocurrió por primera vez pegar un trozo de cuerda a la parte trasera de un plato y con un clavo colgarlo en la pared, pero ¿qué le vamos a hacer si la verdad no la sabemos?, pues divagar un poco en el concepto y a ver hasta dónde llegamos. Porque teorías tengo unas cuantas.  

Los ricos o más conservadores, relacionarán esta movida a las tradiciones en bodas, bautizos y comuniones. De estos, los más atrevidos (y que más budget tienen), regalan platos con motivos de recuerdo (please, decidme que os acordáis del de Alaska y Mario). Así que lo de recopilar estas piezas y colgarlas para que no se estropeen es algo que está ahí. O sea, ¿podría ser para preservar la belleza de las piezas? ¿Para que no se estropeen? ¿Y que diferencia hay entonces con guardarlos en vitrinas en vez de ponerlos en la pared?  

Los platos: de la mesa a la pared. Typical Spanish - La Corte
Plato de Amen Madrid Concept Store

Otro dato a pensar: la obsesión por tener vajillas que solo utilizamos para ocasiones especiales.

Abuelas y familias tradicionales, conservan sobre paños de tela platos hondos y llanos, vasos, copas y hasta cubertería que cada año desempolvan en Navidad o cumpleaños. Así que, si de repente alguien se hartara de solo disfrutarlos unas pocas veces al año y pasaran como objeto de decoración tampoco sería ninguna locura, ¿no creéis?.

Y esta idea de guardar siempre lo bonito, con miedo a que se estropee, o pensar que usarlo para algo mundano del día a día lo denigra, ¿no vendrá esto de alguna parte?. Pensar que es algo que se ha perdido por completo en las generaciones más allá de abuelos y padres (en pocos casos) me hace pensar que viene de la guerra, de la pobreza y de ahí del hambre. ¿No será miedo a perder lo que se tiene? ¿Y que esto nos obligue solo a disfrutarlo en ocasiones que lo merezcan? Me encantaría pensar que como contrapartida y acto reivindicativo, alguien estallara y decidiera colgarlo en la pared. En plan, se acabó.

Los platos: de la mesa a la pared. Typical Spanish - La Corte
Plato de Amen Madrid Concept Store

La cuestión aquí es que la tradición de colgar platos, en otros países de Europa, no la encontramos, o al menos no como en España. Así que, de repente, pensar que la cerámica aquí ha pasado a ser una forma de arte y como tal, decoración y, como tal, acabar colgada donde sea, es sin duda maravilloso. ¿A alguien le parece que estoy delirando demasiado? Por favor espero que al menos vosotros le estéis encontrando un sentido a esto.

Lo que está claro es que, sea por el motivo que sea, utilizar la vajilla como elemento decorativo de las paredes, es una tradición que a todxs, cuando la vemos, nos transporta a lugares comunes y nos hace conectar con el pasado.

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