Natalia Lacunza dice que en sus sobremesas siempre ha habido música y ahora, como protagonista del sexto capítulo de La Corte, nos conduce hacia un relato que, según ella, tiene que ver con soltar el prejuicio y abrazar el instinto.
En esta Sobremesa Exquisita, Natalia nos habla de todas sus casas, sombras en el techo de su salón, dos cabezas en el suelo de su habitación y una persecución. En este discurso, Natalia nos traslada a una desconcertante historia de horror y agobio.
“Me despierto y hay una persona conmigo. De repente yo, por alguna razón que desconozco, me corto la cabeza y corto la cabeza de la persona que está a mi lado. No recuerdo cómo la corté, simplemente recuerdo tener dos cabezas en el suelo de mi habitación”. En este episodio, Natalia Lacunza nos sumerge en un discurso desconcertante y desafiante, que nunca hemos vivido, pero que sí somos capaces de imaginar.
Algo horrible
Despertarse un día cualquiera y ver una persona a tu lado, no recuerdas quién es, pero por alguna razón extraña decides cortarte la cabeza a ti mismo y a esa persona. Así comienza la historia de Natalia Lacunza en La Corte, y desde el inicio es imposible desconectar de ella.
Lo siguiente que recuerda Natalia es tener dos cabezas en el suelo de su habitación. Empieza a ponerse muy nerviosa. “Es imposible que no me pillen”.
Decide meter su cabeza y la de la otra persona en bolsas, baja de su casa, ve un contenedor y ahí va, a dejar sus cabezas.
Miedo a persecución
Pero de repente sucede algo horrible, lo peor que podía suceder: aparecen 20 fans persiguiéndola y preguntándole muy efusivamente qué hace, dónde va, qué lleva en las bolsas, qué le pasa, qué va a hacer al día siguiente… A Natalia empieza a invadirla un agobio, una sensación de total control, como si sus fans estuvieran preparados para criticar cualquier cosa que estuviera haciendo.
Esto conecta con algunos recuerdos de situaciones raras, como que hayan ido a su casa en varias ocasiones, hayan dejado en el portero cartas de 40 páginas analizando su conducta, la hayan seguido con el coche como en una persecución… Cosas que la han hecho sentir que realmente la estaban espiando.
Natalia describe esta sensación como algo horrible, porque no puede imaginar algo peor que estar haciendo algo que le da vergüenza o no le apetece que nadie vea y que vayan fans a verla.
Atrapada con fantasmas
En su relato, Natalia tiene muchas casas, aunque todas ellas son un ático. Una de sus casas está encima de un convento que tiene forma de U y ella puede ver desde su casa como hay unos niños puestos en fila encima de un tejado y empiezan a caer como goteando. Cuando se da cuenta de que son fantasmas, todos empiezan a perseguirla. Todos los niños del convento están en el salón de Natalia, y ella no puede escapar de ese lugar. Sombras en el techo de la habitación, la puerta completamente bloqueada, no podía salir y se quedó atrapada con esos fantasmas. Un tremendo agobio.
En La Corte, todo es posible, incluso convertirse en protagonista de tu propia historia de terror. Así, en este discurso, Natalia nos hace conectar con lo grotesco y reconciliarnos con la rareza.