Comida en exceso, centros de mesa y sobremesas sin final
TERESA AVENDAÑO///
@fanfanfatal
Es evidente que 2020 cambió nuestra forma de trabajar, cambió nuestra forma de anticipar los planes, cambió la forma de vestirnos y, entre otras muchas cosas, cambió nuestra forma de relacionarnos con nuestros amigos.
Quizás ya lo veníamos pidiendo porque estábamos aburridos de ir siempre a los mismos bares. Quizás el empujón definitivo fue darnos cuenta de que para organizar una comida había que reservar con tres semanas de antelación. Ni siquiera sabemos lo que vamos a hacer mañana, ¿cómo vamos a planear nuestra vida con tres-semanas-de-antelación?
Sin embargo, hay una cosa que tenemos clara: hemos cambiado los bares por las casas, las coctelerías por las sobremesas y los clubs por las playlists compartidas.
Las redes sociales llevan un tiempo avisándonos de esta moda: mesas en casas privadas con una decoración de diseño, mantelería excepcional e influencers que hacen fiestas simulando que están en el salón de una casa. Hace un par de meses, @gigi_vives celebraba su 30 cumpleaños organizando una gran cena en un comedor gigante, donde los protagonistas -además de ella- eran los platos, la cubertería y la comida.
¿Son las marcas quienes han lanzado la tendencia o simplemente han sabido aprovecharla?
Por supuesto este movimiento viene acompañado de un apogeo de firmas centradas en crear caterings exquisitos para millennials donde no solo importa la comida, también todo lo que la rodea. Empresas centradas en el diseño de interiores y en la gastronomía que buscan crear rincones únicos para ser fotografiados y ser el foco.
Un claro ejemplo es Options, la empresa del momento que te organiza desde una fiesta privada hasta un evento de Bvulgari.
Ahora mismo solo necesitas cinco minutos para darte cuenta de que Instagram está abarrotado de fotografías y vídeos de sobremesas donde las copas de cristal están hasta arriba de vino y el mantel contrasta con el color de la comida y los platos.
Sin duda, estamos en un momento donde todo está perfectamente diseñado, medido y colocado. Venimos de unos años donde la tendencia era la estética fea y caótica, todo transmitía desorden y lo atractivo era aquello que nunca antes había sido atractivo. Da la sensación de que nos hemos cansado de esa atmósfera llena de alboroto y estamos navegando hacia el lado opuesto. Básicamente, lo que siempre pasa con las modas.
La pregunta es, ¿por qué nos gustan tanto estas reuniones privadas? ¿Por qué en este momento nos enganchan las sobremesas?
A pesar de que hablemos de ello como una nueva moda, los planes en casas de nuestros seres queridos existen desde antes que nosotros. Puede ser que nos hayamos dado cuenta de que estar en un espacio familiar nos invita a relajarnos, a olvidar las prisas con las que vivimos diariamente. Es una forma de disfrutar del tiempo sin preocupaciones y sin el qué-hacemos-después. Es una forma de gozar con tranquilidad de tu gente y de sentir que consolidas tu red de cuidados: tienes a los de siempre cerca, a tu alcance, sabiendo que en una hora seguirán ahí y entendiendo que la sobremesa nunca tiene final.